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"James H. Holt v. United States" - No. 231. - Corte Suprema de los Estados Unidos - 31 de Octubre 1910.
El actor fue condenado por la Corte por homicidio, acusado de haberlo cometido en la Reserva militar Fort Worden, un lugar de jurisdicción exclusiva de los Estados Unidos. Se lo juzgó y declaró culpable sin pena de muerte. Se lo condenó a cadena perpetua, contra la que interpuso una apelación alegando error. 168 Fed. 141. [218 U.S. 245, 247] Una serie de cuestiones es oscurecida por una cantidad de meticulosas objeciones.
Texto completo
Mr. Justice Holmes dio la postura de la Corte:
El actor fue condenado por la Corte por homicidio, acusado de haberlo cometido en la Reserva militar Fort Worden, un lugar de jurisdicción exclusiva de los Estados Unidos. Se lo juzgó y declaró culpable sin pena de muerte. Se lo condenó a cadena perpetua, contra la que interpuso una apelación alegando error. 168 Fed. 141. [218 U.S. 245, 247] Una serie de cuestiones es oscurecida por una cantidad de meticulosas objeciones. Expondremos lás últimas brevemente más adelante y debatiremos sólo aquella parte que merece una discusión.//-
La condena es ajustada a derecho. Las palabras citadas traducen con suficiente claridad que la Reserva militar Fort Worden estaba bajo jurisdicción de los Estados Unidos al momento del homicidio. Se alega que Holt atacó por la fuerza y con una barra de hierro a Henry E. Johnson y con dolo y malicia golpeó por sorpresa, apaleó e hirió de mortalmente al citado Henry E. Johnson con una barra de hierro.-
Debido a que las acciones del ataque fueron cometidas con dolo y premeditación, no había necesidad de hacer acusaciones sobre los momentos previos al ataque. Se hace incapié en el hecho de que la Corte de Distrito cometió un error al no () otorgar el permiso para declararse inocente, e interponer una declaración de nulidad para dejar sin efecto la sentencia. El argumento utilizado para fundamentar la apelación a la Corte fue una declaración jurada prestada por el abogado del imputado en la que decía haber sido informado por el Capitan Newton del cuerpo de Artillería costera, de que el imputado había prestado testimonio o declaración ante el jurado sobre dichos del imputado, pero que esas declaraciones fueron obtenidas bajo circunstancias que lo volvían incompetente. La declaración jurada además agregaba que, aparte de la declaración indicada, había muy poca evidencia o prueba en contra del imputado.-
Sin considerar en en que medida, esta Corte tiene competencia para examinar la naturaleza de la prueba por la cual el jurado se basó, y en que medida, en caso que cupiera esta pregunta, es posible rever la discreción del juicio. (United States v. Rosenburgh, 7 Wall. 580, 19 L. ed. 263)), es suficiente con decir que no hay motivos para cuestionarlo. [218 U.S. 245, 248]. Todo lo que la declaración jurada revelaba era que la prueba era idónea, pero que las circunstancias en que la prueba fue obtenida la invalidaban y que había sido evaluada junto con el resto del caso.. Los abusos de la práctica penal aumentarían si las acusaciones por el jurado pudieran ser distorsionadas desde la base. McGregor v. United States, 69 C. C. A. 477, 134 Fed. 187, 192;; Radford v. United States, 63 C. C. A. 491, 129 Fed. 49, 51; Chadwick v. United States, 72 C. C. A. 343, 141 Fed. 225, 235.-
Luego se dice que hubo un error en no permitirle presentar una objeción contra un miembro del jurado, resultando que las objeciones perentorias de detenido fueron disminuídos por uno. Al examinar el caso, surge que este miembro del jurado no había hablado con nadie que dijera saber y conocer por si mismo el caso, sino que había tomado las publicaciones periodísticas de los diarios por hechos; que el no tenía una opinión distinta de la de los diarios y que así la prueba cambiaría facilmente aunqueesto implicara deshechar parte de la prueba. El declaró que si la prueba no confirmara algunos de los hechos que el diario mencionara, decidiría según la prueba o la falta de esta en el juicio, y él pensó que podría evaluar el caso solamente según esta prueba de manera justa e imparcialmente. El resultado del juicio según la fuerza de las opiniones de los miembros del jurado y su parcialidad o imparcialidad no debería ser anulada por la revisión de esta Corte, a menos que el error sea manifiesto lo cual está muy lejos de este caso. Ver: Reynolds v. United States, 98 U.S. 145 , 25 L. ed. 244; Hopt v. Utah, 120 U.S. 430 , 30 L. ed. 708, 7 Sup. Ct. Rep. 614; Spies v. Illinois, 123 U.S. 131 , 31 L. ed. 80, 8 Sup. Ct. Rep. 21, 22. Si las decisiones del estado de Washington son de u a importancia especial, no entenderíamos: Rose v. State, 2 Wash. 310, 312, 26 Pac. 264; State v. Croney, 31 Wash. 122, 125, 126, 71 Pac. 783, y los casos relacionados State v. Riley, 36 Wash. 441, 447, 448, 78 Pac. 1001
Antes de que la solicitud arriba mencionada para retirar la declaración de inocencia fuera discutida, se le solicitó al Juez que excluyera a los doce miembros del jurado que habían sido elegidos [218 U.S. 245, 249] anunque no estos no habían jurado. El Juez respondió que no estaba dispuesto a sacar al jurado de ninguna de las instancias del procedimiento en el juicio. Luego, después de que el jurado hubiera prestado juramento, el (Juez) continuó con el mismo accionar mientras que se evaluaba la prueba preliminar sobre las circunstancias en las cuales se argumentaba que el detenido había efectuado declaraciones, y mientras se trataban los argumentos para admitir la prueba. El Fiscal de distrito en sus argumentaciones habló de la admisibilidad de las “confesiones”. Se opusieron las excepciones y se le pidió al Juez que sumariamente admitiera que había cometido error. Pero creemos que está dentro de las facultades del Juez permitir al jurado que continue en la Corte. Técnicamente la presentación de la prueba debía haberse hecho en su presencia, antes que surgiera cualquier solicitud de exclusión de la misma. Deben haber sabido, aun si habían dejado la Corte, que las declaraciones admitiendo parte o la totalidad del caso ofrecidad por parte del estado estaban presentadas. La evidencia que evaluaron era simplemente evidencia de los hechos, consideradas por el Juez como suficiente prueba para demostrar las declaraciones que, en caso de no haber sido libremente dichas, y que esto no pudo haber perjudicado al imputado. No existió prueba de que el prisionero hubiera confesado, y que sus declaraciones fueron excluídas.-
Además, el Juez dijo al jurado que ellos debían decidir el caso en base al testimonio tal como lo prestaron los testigos en el estrado; no sobre lo que el abogado del imputado pudiera decir olo que fue puboicado en los diarios, que el no los estaba excluyendo, porque asumía eran hombres de experiencia y sentido común y que podrían decidir el caso en base a la prueba que la Corte había admitido. Él también les dijo en términos firmes que la prueba preliminar que el estaba evaluando no tenía relación con la cuestión que ellos tenían que decidir. No cabía duda que el accionar más conservador es el de excluir al jurado durante la evaluación de la admisión de las confesiones, pero es válido que un Juez opine que, si un jurado puede ejercer las funciones asignadas a él (el Juez) por nuetro derecho, ellos (el jurado) podrán hacer aquello que el Juez tenía que cumplir [218 U.S. 245, 250], cada vez en el que juzgue un caso en base a los hechos sin ellos (el jurado), y no podemos decir que estaba equivocado al pensar que los hombres ante él eran competente para llevar a cabo sus tareas.-
Objeciones similares a la última fueron realizadas en torno a la conducta del Fiscal de distrito. Estas fueron relizadas, como la última, con muchos detalles que hemos examinado pero entendemos innecesario reproducir. Al comienzo el Fiscal declaró que el imputado admitió que un saco de vestir con marcas en el y que una funda para revolver eran suyas, y que se encontraba por declarar más cuando estas fueron objetadas. El fiscal contestó que estas fueron declaraciones voluntarias, pero que él las omitiría si fueran objetadas, hasta el momento oportuno y desitiría. La objeción fue hecha con respecto a la palabra “confesiones”, y el Juez respondió que él no escuchó ninguna declaración de que el imputado hubiera hecho alguna confesión. No se solicitó ninguna aclaración, pero, como hemos dicho, el Juez le dijo al jurado que tuviera en cuenta sólo la prueba admitida por él, no las declaraciones del abogado u otras.-
La forma de recavar la prueba también fue criticado por ejercer presión indebida. No vemos ninguna razón para declarar algo diferente de lo que dijo el Juez sobre el pedido de un nuevo juicio, de que el Fiscal de los Estados Unidos no actuó con mala conducta. Las excepciones a este punto también son desechadas.-
Trataremos otro tema conexo que no es una excepción, pero que constituye una de las bases en el pedido de nuevo juicio, y también en sus consecuencias, porque se trata la cuestión de cuanto se puede confiar legalmente en el jurado para que realice su trabajo cuando el Juez estima que es un jurado confiable. Los miembros del jurado pudieron separarse durante el juicio, siempre con la advertencia del Juez de que no hablen sobre el caso con nadie, y que eviten hacer comentarios. El abogado del demandado presentó su declaración jurada de que los miembros del jurado le habían dicho o declarado que ellos habian leído los artículos del caso en el diario “Seattle” mientras se llevaba a cabo el juicio. [218 U.S. 245, 251]. El abogado citó artículos contenidos en el diario y pidió un nuevo juicio. El Juez se negó a recibir contestaciones a la declaraciones juradas, pero, asumiendo a favor del imputado que el jurado había leído los artículos, el Juez rechazó la solicitud. Esta Corte no tendría esa presunción si como consecuencia tuviera que dar la orden para realizar un nuevo juicio, pero la probabilidad de que el jurado, al permitirsele separarse, hubieran leído alguna publicación, es tan obvia, que puede asumirse que, con el fin de concederse el permiso para que se separen, ellos lo hicieron como en este caso. Estamos tratando la solicitud de un nuevo juicio, cuyo rechazo, no puede ser tratado más que como un tema de discreción o como fundamento para una revocación, a menos de tratarse de circunstancias verdaderamente simples: Mattox v. United States, 146 U.S. 140, 36 L. ed. 917, 13 Sup. Ct. Rep. 50. See Holmgren v. United States, 217 U.S.509, 54 L. ed. 861, 30 Sup. Ct. Rep. 588.-
Sería dificil decir que este caso presentó una excepción suficiente a la regla general. El Juez no rechazó la declaración jurada, pero decidió en contra del pedido sobre la base de la presunción que era muy posible de que fuera verdad. En cuanto al ejercicio de su discreción, debe recordarse que las leyes o sentencias de muchos estados expresamente permiten la separación del jurado, aun en los casos de penas de muerte. Otros estados preveen lo contrario. La práctica ha variado, con una leve tendencia conservadora. Si la mera oportunidad de perjuicio o corrupción es generar la presunción de que existe un perjucio, es dificil mantener un juicio por jurado en las condiciones actuales. Sin pensar que el juez no fue más lejos de lo que nosotros deberíamos considerar deseable en términos generales, no vemos en los hechos ante nosotros ningún fundamento para decir que la opinión del juez sobre que el juicio era justo y que el imputado no tiene nada para reclamar sea incorrecta.-
Varias objeciones fueron aceptadas [218 U.S. 245, 252] prueba suficiente. El primero es meramente un intento de generar dificultades técnicas sobre un hecho del que nadie tiene dudas, por ejemplo, que en las barracas, fue el lugar donde indiscutiblemente se cometió el delito, dentro de la jurisdicción de los Estados Unidos. Un testigo dijo que ellos estaban dentro de los límites de Fort Worden, bajo control militar, en el que las personas no autorizadas no pueden acceder, y el sabía que la verja coincidía con un mapa que fue objetado pero admitido. El testigo identificó las barracas descriptas durante el procedimiento. El estado de Washington había admitido por ley esos procedimientos y el Congreso los había autorizado. Las escrituras según los cuales los Estados Unidos alegó tener título fueron admitidos. El testigo confió en parte en la veracidad de los mapas oficiales del Departamento de Ingenieros (Engineer's Department), hechos en base a investigaciones originales del Departamento de Guerra, pero no sin su conocimiento personal, y él hizo referencia a un libro que mostraba los títulos de Fort Worden archivados bajo la misma autoridad. Los documentos referidos no fueron agregados a la causa, pero fueron presentados debidamente, y hasta donde podemos ver, justificó la desición del jurado aún si la evidencia del ejercicio de jurisdicción exclusiva, no era suficiente, o si Los Estados Unidos fueron convocados para probar titulo en un caso de asesinato. Pensamos que no es necesario discutir esta objeción en más detalle.-
Otra objeción se basa en una extravagante interpretación de la Quinta Enmienda. Se generó una duda respecto de si la blusa pertenecía al imputado. Un testigo declaró que el imputado la estaba usando y que era de la talla del imputado o le quedaba bien. Se objeta que el testigo hizo declaraciones bajo violencia o amenaza y eso hacía que sus declaraciones fueran inadmisibles, y deberían ser excluídas por estas razones. Pero la prohibición de obligar a un hombre en una Corte penal a declarar (como testigo) contra su voluntad es una prohibición del uso de la coerción física o moral [218 U.S. 245, 253], prohibición de extraer informes de el, pero no de presentar su propio cuerpo como prueba cuando esta puede ser material. La objeción, en principio prohibiría que un jurado mirara al imputado y comparara sus características con las de una fotogafía de prueba. Además, necesitamos evaluar hasta donde puede llegar una Corte en obligar a un hombre a que se muestre a sí mismo. Porque cuando él es expuesto, ya sea por su voluntad o por orden del Juez, y aún si esa orden tiene un mayor alcance, si es material la prueba, es válida. Adams v. New York, 192 U.S. 585 , 48 L. ed. 575, 24 Sup. Ct. Rep.372. Las demás objeciones se relacionan con los cargos. Una era un rechazo a dar lugar a una objeción solicitada en base a una duda razonable. La Corte dio claras y estrictas instrucciones sobre el tema, y por cierto, insistió ante el jurado la postura de la Corte de que el jurado debe entender en el tema. Ver: Dunbar v. United States, 156 U.S. 185, 199, 39 S. L. ed. 390, 395, 15 Sup. Ct. Rep. 325; 4 Wigmore, Ev., 2497.-
Otra excepción fue la negación a dar una objeción de que “la presunción de inocencia comienza con la imputación al comienzo del juicio y sigue con el imputado hasta el fin del caso. Esta presunción de inocencia es evidencia a favor del imputado”, etc. El juez dijo: “la ley presume la incocencia en todas las investigaciones penales”. Nosotros comenzamos con una presunción legal de que el acusado, aunque imputado, es un hombre inocente. No es que lo tomemos como una regla absoluta, pero es el principio sobre el cual las investigaciones deben conducirse;; que la prueba debe superar la presunción legal de inocencia. Para lo cual debe ser lo suficientemente clara y convincente y fuerte como para convencer al jurado de que más allá de una duda razonable, el acusado es culpable”. Esto es correcto y evita una tendencia a la confución al final de la oración citada. Agnew v. United States, 165 U.S. 36, 51, 52 S., 41 L ed. 624, 629, 630, 17 Sup. Ct. Rep. 235. See also 4 Wigmore, Ev. 2511. [218 U.S. 245, 254]. Luego que el jurado hubiere salido salido, ellos volvieron y preguntaron a la Corte que constituía duda razonable. La Corte respondió: Una duda razonable es una duda real de la que Ud. es consciente luego de haber tomado conocimiento del caso completo, dándole la consideración a todo lo testimoniado y a cada parte de del mismos. Si Ud luego siente incertidumbre y no está totalmente convencido de que el acusado es culpable, y cree que Ud. actúa como un hombre razonable y que en cualquier tipo de situación no dudaría sobre como actuar a causa de esa duda que Ud. es conciente de tener, eso es una duda razonable, de la cual es acusado es el beneficiario”.-
El negó la idea de que cualquier mera posibilidad fuera suficiente para dar fundamento a tal duda, y agregó que, en el cumplimiento del servicio del jurado, ellos deberían responder las preguntas de la controversia como lo harían si fueran sus propios asuntos. Se le solicitó a la Corte que agregue que si el jurado encontraba un hecho inconsistente con la culpabilidad del acusado, estos deberían absolverlo. La Corte ya había dado esta instrucción. Y no se le pidió que lo repita. Contrario a las excepciones generales, las instrucciones dadas eran correctas.-
Algunos de los detalles del juicio fueron criticados, pero hemos tratado de hacer mención a lo mas destacado y no encontramos razón suficiente por la cual la sentencia no debería ser confirmada.-
Se confirma la sentencia apelada.//-